¿Y la Oficina...?

El trabajo remoto forzó un cambio destemplado en la tradición laboral y platea una pregunta crucial...

¿Vale la pena volver a la oficina cuando finalice el confinamiento?

Por: Mariana Linares Bigott Abog. UCV.

Casi de la noche a la mañana lo virtual se ha adueñado de ámbitos que creíamos reservados a lo tangible o presencial, como la educación, el consumo, y el trabajo. Si bien es difícil predecir cómo será el mundo post-pandémico, hay cambios que han llegado para quedarse, siendo uno de estos la modalidad home office o teletrabajo.

La imprevista y aterradora llegada del COVID-19 desconcertó los centros laborales de todo el mundo durante 2020. Sin duda alguna, las consecuencias a corto plazo fueron impensadas y a menudo graves, pues muchas personas fueron despedidas o perdieron sus puestos de trabajo –a pesar de la inamovilidad laboral- pues, muchas empresas no pudieron con la pandemia, aunado a nuestra distintiva crisis económica, política y social. Sin embargo, otras se adaptaron rápidamente a trabajar vía remoto. Del mismo modo, muchos otros trabajadores fueron considerados esenciales y continuaron laborando bajo nuevos protocolos de bioseguridad, a los fines de prevenir la propagación del coronavirus, como es el caso del sector salud, alimentos, entre otros.

Además de ello, se ha percibido placenteramente como han surgido muchas nuevas empresas o emprendimientos, en virtud de esta pandemia. Por ello, si bien es cierto que el covid-19 ha traído consigo mucha incertidumbre en el entorno laboral, también ha generado oportunidades, y esto en su mayoría se lo debemos al impulso del teletrabajo. Las plataformas delivery son las grandes ganadoras de esta pandemia, no solo se beneficiaron de un mayor volumen de demanda de los servicios de reparto y compra de productos básicos, sino que incrementaron sus ganancias imponiendo mayores comisiones a locales gastronómicos que pasaron a depender casi exclusivamente del sistema de envíos.

"¿Volveremos a la oficina todas las semanas? ¿Hasta cuándo se seguirá implantando el método del 7x7?"

Luego de un año y dos meses, buena parte de la sociedad venezolana aún se pregunta ¿Volveremos a la oficina todas las semanas? ¿Hasta cuándo se seguirá implantando el método del 7x7? ¿Ahora trabajaremos siempre desde casa? ¿Es necesario estar presente en la oficina para resolver todas las labores?

Por su parte, un informe recientemente publicado por la OIT establece que el impacto de este nuevo escenario en los sectores laborales globales, ha producido una aceleración a la adopción del trabajo digital, haciendo que se adelante el mundo laboral aproximadamente a 10 años.

Ahora bien, en nuestro país no solo enfrentamos el Covid19, tenemos como precedente la fuerte crisis económica, política y social, que trae consigo el deprimente servicio a Internet que poseemos, además de las constantes fallas de electricidad en todo el territorio nacional, siendo a veces cuesta arriba laborar, o simplemente vivir. De modo que en el país resulta más difícil aplicar el teletrabajo, para responder a los desafíos de la pandemia, aunque no ha sido imposible.

A manera de colofón, el home office ha roto muchos estigmas, se ha podido constatar la viabilidad del trabajo a distancia, por lo que, nos debiéramos preguntar si todavía tiene sentido estar todos presentes en un lugar para laborar de forma eficiente. No cabe duda que saldremos de esta pandemia más alfabetizados digitalmente, conscientes de que muchos de nosotros somos capaces de trabajar desde casa, y tal vez con la pretensión de ser más independientes, aunque aún estemos en un eclipse turbulento de aprendizaje, aunque todavía preferimos los procedimientos y costumbres del trabajo antes de pandemia, pues indudablemente somos seres sociales.

No obstante, el teletrabajo es una realidad, y cuando las circunstancias cambian de forma drástica, simplemente tenemos que aprender mientras todo se transforma. Siendo esa la enseñanza más importante que nos ha dejado esta nueva forma de trabajar.Hemos vencido el miedo al cambio de una manera brusca, nos han empujado al mar sin querer ser sumergidos, y ahora hemos descubierto que no estamos mal nadando en el agua.